jueves, 2 de enero de 2014

Boletín Especial de la Red Eco


Crónica de un conflicto anunciado

El 2012 y el 2013 fueron años convulsionados para la Cátedra Abierta de Estudios Americanistas de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). El 2012 producto de la cesantía obligatoria de su Director, Juan Rosales, y el 2013 con la desaprobación arbitraria del Seminario de grado.
Los conflictos desencadenados alrededor de esta Cátedra no son hechos aislados sino que responden a una política concreta de la Universidad de Buenos Aires en general y de la Facultad de Filosofía y Letras en particular. Para comprenderlos, les proponemos un recorrido por la historia de la Cátedra y su trabajo.
Cátedra Abierta de Estudios Americanistas de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).  Especial para Red Eco Alternativo
Argentina. Ciudad de Buenos Aires. Diciembre de 2013
Nuestra historia

La Cátedra Abierta de Estudios Americanistas comenzó a organizarse a finales de 1992,  el año en que la historia oficial, eclesiástica y empresarial pretendía celebrar de manera triunfalista, como un avance de la “civilización occidental y cristiana”, el 5° Centenario del presunto “Descubrimiento de América” y su falaz “Encuentro de culturas”, ocultando el saqueo, el genocidio y la colonización social y política de nuestros pueblos.

En octubre de ese mismo año la Universidad de Buenos Aires invitó a los promotores del “Foro 500” -un movimiento que desde mediados de los '80 coordinaba y movilizaba a diversas entidades indígenas, sociales, artísticas, culturales, de Derechos Humanos, y otras, en el país y en América latina,  unidas en la conmemoración crítica, activa, popular y americanista de nuestra historia y cultura- a efectuar juntos unas Jornadas Públicas: “500 años: conquista – cultura- sociedad”. Estas Jornadas se llevaron a cabo, con mucha participación popular,    en el CC Ricardo Rojas, la Facultad de Filosofía y Letras y el Rectorado de la UBA.

A partir de entonces los responsables de la Universidad propusieron constituir y dirigir una nueva Cátedra que abordara los problemas pasados y actuales de los Pueblos Originarios, los afrodescendientes y los pueblos de Nuestra América.  Luego de un año de preparativos y con la participación  de numerosas organizaciones y movimientos representativos de nuestra sociedad multiétnica y pluricultural, la presidencia honoraria de la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, la Cátedra fue aprobada institucionalmente y comenzó a desarrollar sus tareas inspiradas en el legado popular, democrático y  militante de la  Extensión Universitaria surgida de la Reforma Universitaria de 1918, asentado en la ética y la práctica de la solidaridad y la cooperación educativa, pluralista y democrática de nuestros pueblos.

Así, el documento fundacional dice que: ...La Cátedra Abierta de Estudios Americanistas constituye un programa abierto y multidisciplinario, un espacio de encuentro e intercambio relacionando la reflexión académica con ese otro saber que surge de la experiencia acumulada en la creación cultural de nuestros pueblos y en su lucha por los derechos civiles y humanos...”.
Un balance de las dos décadas de existencia y labor ininterrumpida de nuestra Cátedra, tanto en el ámbito universitario cuanto en el de la sociedad, nos ofrece un panorama de importantes realizaciones concretas, destinadas a construir colectivamente espacios y propuestas educativas y comunicacionales  para la creación de conocimientos y  de prácticas compartidas,   desde la inauguración de sus actividades públicas, libres y gratuitas,  con las Primeras Jornadas Americanistas sobre Racismo y Discriminación, en la Facultad de Derecho de la UBA en agosto de 1994, los Seminarios temáticos anuales  (26 hasta la actualidad), que  a partir de 2002 son optativos y curriculares para estudiantes y siempre abiertos a la comunidad, las jornadas, cursos, debates, y otras iniciativas realizadas en la universidad y especialmente en muchas entidades sociales, barriales, educativas, culturales, indígenas y campesinas, urbanas y rurales, procurando acompañar y  estrechar los vínculos entre las tareas y actores universitarios y el cotidiano quehacer  de los movimientos populares.

Pero si bien todo ello constituye un aporte de la cátedra a la  articulación de saberes entre la universidad y los sectores populares,  debemos reconocer que también fuimos aprendiendo, mirando la historia y la vida social desde las experiencias y los intereses de los pueblos, y seguimos aprendiendo del contacto vivo, la solidaridad práctica, el respeto y la valoración del otro, en particular de quienes han sido considerados siempre como objeto y no sujeto de un  quehacer histórico y cultural compartido. 
En tal sentido, creemos indispensable  tomar en consideración la persistente, y  en los últimos tiempos más acentuada estrategia  de las élites dominantes, neoliberales  y mercantilistas, por acentuar el divorcio entre la universidad y el pueblo que la sostiene. Esto se expresa en el vaciamiento del contenido  social, crítico y “plebeyo”  de la Extensión Universitaria y en general de la educación pública universitaria, aislándola de la docencia y la investigación y reduciéndola a una simple instancia burocrática y administrativa, de carácter elitista y asistencialista. Sus efectos se hacen sentir en una formación académica que prepara especialistas que desconocen la vida, los problemas y los valores del pueblo. Lo denunciaba el recientemente fallecido  criminólogo Elías Neuman al decir: “Los graduados ni siquiera saben cómo hablar con los cientos de miles de personas excluidas. En el fondo es un problema de clase -afirmaba-. Y en la Facultad de Derecho se transmite el saber como quien transmite el poder”...

Nos preguntamos: ¿cómo se puede conocer y transmitir a los estudiantes y a los más diversos sectores populares de dónde, cómo y por qué surgen los procesos históricos que afectan nuestra vida individual y social? ¿Cuáles son los móviles, intereses e ideales que impulsan a los hombres, mujeres y jóvenes a la acción social y política, en especial cuando la historia y la cultura dominantes naturalizan como eternas y fatales las estructuras que provocan la injusticia, las desigualdades y las violencias que agobian y dividen a la sociedad, e invisibilizan y ocultan, como si carecieran de historia propia, las luchas y los luchadores que desde el ayer remoto a nuestros días se alzaron y alzan por la justicia, la libertad y los derechos soberanos de los pueblos? ¿Cómo enfrentar la mentira institucionalizada cuando se carece de una historia popular, crítica y comprometida de Nuestra América, que nos ayude a rescatar lo mejor de nuestro pasado, a actuar conciente y solidariamente en el presente, y a construir junto un futuro digno, donde hombres y naturaleza sean verdaderamente  libres y hermanos?
Nada puede estar en el mundo, con el mundo y con los otros, de manera neutral. No puedo estar en el mundo con las manos enguantadas, solamente comprobando...”, decía Paulo Freire. El conocimiento no lo producen individuos que perciben pasivamente, sino grupos o movimientos sociales que interactúan para conocer y transformar la realidad.  El conocimiento y la práctica universitarias necesitan, para aportar al estudio y la solución  de los problemas vivos y concretos que  reclama la sociedad, no sólo profundizar la labor de Extensión y de la Docencia, sino de su articulación con la tarea de  Investigación de los nuevos problemas y procesos  sociales, políticos, económicos, laborales, étnicos,  culturales y éticos que se manifiestan en el desarrollo de la sociedad nacional y latinoamericana, contribuyendo, desde la construcción conjunta del conocimiento y de la participación en los movimientos populares,   a la co-formación de  los sujetos críticos involucrados, a través de una práctica intercultural e interactiva  de estudio e iniciativas comprometidas,  con las necesidades y demandas de las clases populares.

Por ello mismo es que  sostenemos la necesidad de  profundizar las experiencias de una Extensión universitaria  articulada con la docencia y  con la investigación, en particular de los procesos nuevos que se expresan en la compleja y conflictiva  realidad social, cultural, política, laboral y humana, tanto del país como de Nuestra América, con  varias de cuyas organizaciones universitarias y populares hemos establecido convenios y vínculos de reciprocidad y labor conjunta, integrando grupos de docentes, estudiantes, militantes populares y organizaciones locales , tanto en los Proyectos de Voluntariado Universitario (cinco en total), cuanto de Equipos de Investigación que abordan las Culturas Originarias, los Indígenas Urbanos y las literaturas propias, la situación y luchas de los Trabajadores, la Educación Popular en Bachilleratos Populares y movimientos sociales, Salud e Interculturalidad y  Bienes Comunes. Para contribuir a esta tarea, hemos editado revistas y Cuadernillos temáticos, que difundimos a través de redes sociales y de docentes. 

Se trata de una visión alternativa a la mirada dominante,  de una labor democrática y participativa, de comunicación social y cultural entre la universidad y la sociedad, que tratamos de expresar en nuestros Seminarios de grado y en multitud de otras actividades en la universidad y en los ámbitos de la comunidad,   que procura contribuir a garantizar, como dijimos en nuestro Taller de Extensión de fines de 2012, con participación activa de centenares de representantes de las más diversas expresiones sociales, indígenas, populares, que nuestro objetivo es el de una nueva Extensión y una Universidad no elitista de aulas abiertas, en una sociedad que disponga de verdaderas políticas igualitarias.
Nuestro presente

No se podría asegurar la realización de los proyectos en marcha -ni de ninguno de los ya efectuados en estos 21 años de trabajo- sin contar con el basamento humano, moral y responsable del conjunto de compañeras y compañeros que constituyen la Cátedra, docentes y no docentes, estudiantes y trabajadores, activistas sociales, indígenas que, a pesar de no contar la mayoría de las veces con el respaldo institucional, han desplegado esfuerzos, iniciativas, espíritu creador y compromiso militante  a través de tantos años de complejas tareas  y realizaciones en forma totalmente desinteresada y gratuita.
En ese marco el año 2013 estuvo marcado por dos importantes conflictos provocados por las políticas de la Universidad de Buenos Aires y de la Facultad de Filosofía y Letras. A comienzos del 2013 (luego de casi un año de resistencia frente a las cesantías impuestas por la UBA), se expulsó a Juan Rosales de su cargo docente y luego la Facultad negó su dirección del Seminario de grado de este año.
La política de la UBA de expulsión arbitraria y discriminatoria de numerosos docentes mayores, apunta a separar de sus cargos a quienes se oponen al avance de la mercantilización de la educación y la precariedad laboral. Rosales, quien cuenta con una experiencia docente de más de 20 años, renunció a la renta que percibía pero no a su compromiso de trabajo en la Facultad, por lo que actualmente exigimos su nombramiento como Profesor Honorario.

El Seminario de grado que la Cátedra presentara oportunamente para dictarse durante el 2º cuatrimestre del 2013 fue rechazado por la Facultad con la excusa de la cesantía del docente a cargo, lo que llevó a que los movimientos sociales, trabajadores, indígenas y estudiantes que sienten la Cátedra como propia se movilizaran al Consejo Directivo a exigir su aprobación.
El seminario no fue aprobado para el 2º cuatrimestre, aunque de hecho fue dictado, dejando a los estudiantes (fuertemente comprometidos con el espacio) en una situación de precariedad, a la espera de poder anotarse en el seminario de verano para acreditar la regularidad de la materia.
Por otro lado, se alzó como reclamo el nombramiento de Juan Rosales como profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires, pedido que ya ha superado todas las instancias en la Facultad y espera su aprobación en el Consejo Superior de la UBA. Este nombramiento es también un reconocimiento a la amplia trayectoria y aporte de Juan Rosales a las luchas populares y a la Universidad.
Finalmente, el Seminario se volverá a dictar en el 1º cuatrimestre del 2014. Entendemos que el programa cumple con cualquiera de los parámetros establecidos, es pertinente y además no puede dejar de tenerse en cuenta dentro de la currícula permanente de las carreras de humanidades, dado que da cuenta de un abordaje pedagógico y político particular y específico de temáticas en algunos casos desarrolladas por otras cátedras desde una visión bastante diferente, pero mayormente dejadas de lado por otras materias.
Entre otras cuestiones en el seminario se profundiza en las complejidades del  movimiento indígena y del movimiento obrero, tan caros ambos a la historia de nuestras carreras, mirados esta vez desde un punto de vista ético, en colaboración, coautoría y en primera persona de los propios actores de dichos ámbitos. Se da por tierra, así, con el falso supuesto de que el investigador “hace ciencia” por fuera del grupo, sin comprometerse con él y sin que aquello que ve o escribe no tenga repercusiones en lo que estudia. Lo que proponemos es que es necesario pasar entonces de pensar al indígena, al campesino, al obrero, como el “objeto de estudio”, para poner de manifiesto que más allá de las visiones anquilosadas de una academia con concepciones decimonónicas, en una sociedad en donde “todo está en movimiento”, los pensamientos pueden ser estancos, pero el indígena, el campesino, el obrero, ya han entrado por la ventana allí adonde no han querido que entre por la puerta y se convirtieron, sin que quizás los estamentos hegemónicos así lo quieran, en “sujeto de conocimiento”.
Entendemos este conflicto como parte de una problemática mayor que atraviesa la Facultad y la UBA en general: el recorte de los planes de estudio y la modificación de sus orientaciones en función de las políticas privatizadoras, en el marco del avance de organismos como la CoNEAU y ANFHE sobre la Educación Superior.
Actualmente exigimos el reconocimiento de la cursada del Seminario 2013, y la aprobación de su dictado el próximo año. La posibilidad de estar cursándolo hoy se obtuvo gracias a la movilización de los distintos sectores, sobre los órganos de cogobierno de la Facultad.
Nuestro futuro
Una identidad construida en más de veinte años
     
Cuando hablamos que somos americanistas  expresamos la síntesis entre la larga tradición de resistencia indígena iniciada en 1492 y la multiplicidad de expresiones anticoloniales y anticapitalistas desarrolladas por nuestros Pueblos hasta el presente. Si bien en más de 500 años tuvieron diferentes matices queremos destacar : las ideas más avanzadas de los procesos anticoloniales desde el XVIII en Indoamérica y durante el siglo XX en África,  los diferentes movimientos insurreccionales hasta el guevarismo, el cristianismo de base y tercermundista, la Pedagogía Liberadora, las rebeliones de los esclavos afroamericanos,  el levantamiento de los estudiantes de Córdoba en 1918,  el zapatismo, la revolución cubana; la lucha de los trabajadores migrantes, mensajeros de ideas libertarias y socialistas a nuestras tierras, éstas y muchas  más, creaciones heroicas de nuestros pueblos, son nuestra mayor fuente de inspiración.

Como americanistas, nos paramos desde un lugar de la historia y la sociedad, como movimiento, enmarcado en la reflexión y el conflicto: nos definimos desde abajo y a la izquierda, independientes de todo partido político, gobierno, religión u ONG; apostamos a la construcción creadora de las clases populares, entendiendo las mismas como mestizaje entre lo indígena, la clase trabajadora y el campesinado: el Pueblo, como sujeto que no oprime y lucha contra la opresión. Este Pueblo, los de abajo, se expresa hoy en la resistencia frente a la megaminería y la sojización, en la defensa del agua, la tierra y la vida, en sus formas asamblearias, en los cortes de ruta frente a la expoliación de nuestra Pachamama y contra la criminalización social; en los movimientos barriales, campesinos e indígenas, en su autodeterminación como actores y sujetos protagónicos de los nuevos tiempos en nuestra Abya-Yala;  en las formas educativas autogestivas,  en defensa de una educación pública y popular basada en un proyecto transformador de la ideas, las aulas, la currícula  y la sociedad. También en la ocupación de fábricas quebradas, en los formas antiburocráticas de organización sindical y en los cuerpos de delegados que luchan por una mayor participación de la propia clase obrera contra la patronal y sus socios sindicales.

Por lo tanto, nuestro americanismo tiene una identidad solidaria, clasista, indígena, creadora de nuevos lazos humanos, en fin, subversiva ante toda forma de construcción elitista y  desde arriba; asentado en luchas e ideas ancestrales, pero comprometido con nuestra historia presente. Somos hijos y nietos de los indígenas y los trabajadores que sobrevivieron a tantos genocidios y que fueron y serán los protagonistas de las resistencias presentes y venideras, este es el sentido profundo de nuestro americanismo: popular, plebeyo y libertario.
CÁTEDRA AMERICANISTA
Fotos: Natalia Pastor - Red Eco Alternativo
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